Para mi hija Luciana.
—Orión es un regalo que la vida nos otorgó, míralo cómo duerme —Una sutil sonrisa sale de mis labios—; hoy lo voy a espiar, un poco atontado por su solemnidad.
Subí a hacer unas tomas en la huerta de don Ramiro, ya que he tenido una buena relación con ellos y porque admiro profundamente su labor; por temas de la pandemia, el destino ha cambiado mis flujos de vida, menos acelerados y más propensos a la meditación, he dejado un poco mi caminar en las ciudades y he emprendido un viaje hacia las montañas. Al llegar al huerto de don Ramiro, me recibieron con una bonita sonrisa, me senté a su lado y empezamos a dialogar, aunque nuestra conversación fue interrumpida por otro campesino del lugar, el cual llevaba unos kilos de cebolla cargados al hombro y un gallo metido en un costal. Don Ramiro y Felipe lo saludaron, descargó la cebolla y el gallo, se sentó sobre la tierra y cuando habló empezó la magia... Hacía tiempo no sentía ese calor compinche, desosegado, tranquilo, fraterno, que producen las conversaciones de las personas nobles, "Conejo", así como lo llaman, le propuso a don Ramiro acompañarle a llevar el gallo a una casa aledaña y ...
Al mirarte veo como la niebla se disipa y los caminos se despejan, al mirarte siento la amargura y la nostalgia de los días lluviosos, al mirarte el tiempo se detiene y los latidos duermen en constantes microsueños, al rozar tus manos siento la delicadeza de la porcelana y al observar tus ojos siento la fortaleza del roble; quiero tenerte a mi lado, quiero oler tu cabello y besarte en los labios, mientras cierro tus ojos envolviéndote en el letargo de los sueños, deseo recorrer los caminos a tu lado y quiero por fin gritarte que te quiero. Y así pasarán los días, mientras te observo desde la distancia, e invitaré a mis deseos y los haré corromper mi cuerpo y me acercaré cada vez más y no diré una sola palabra, sólo aprovecharé el momento y te observaré desde la cercanía, unos cuantos suspiros saldrán de mis labios y el vaho se mezclará con la niebla, porque al mirarte de cerca te sentiré lejos, porque mi razón se impondrá ante el deseo. Hoy estuve a tu lado y nos miramos en silencio, s...
—Olvida mi rostro —ella me observó con amargura y desilusión—, soy un delirio —ella tapó su boca con sus manos—; vete, quiero vivir sola con mi tristeza.
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